Es habitual preguntarse ¿Por qué tengo pesadillas? Aquí está
el mito que lo representa.
Todo empieza más allá del año
978D.C en el pueblo de Cóberdina. Ortoza, la hija de Mazo y Sorya, la pareja
más admirada del pueblo, estaba jugando con sus amigas Hérica y Gauai, en el
parque de al lado de la iglesia.
Ortoza, Hérica y Gauai siempre
jugaban juntas a que ya eran mayores y trabajaban como si fueran madres, pero a
medida que iban creciendo eso las aburría por lo que un día decidieron
divertirse de otra manera. A Ortoza se le ocurrió que podían asustar a la gente
de alguna forma y se lo comentó a sus amigas. Ellas no estuvieron de acuerdo
por lo que Ortoza se enfadó y no las volvió a hablar; sin embargo, ella siguió
con su idea e inventó una especie de disfraz terrorífico. Recortó una de las
sábanas que su madre Sorya acababa de lavar en el río y la posó encima de su
cuerpo haciendo que pareciera lo que actualmente se asemeja a un fantasma.
Su idea de asustar a la gente funcionó por lo que decidió dar un paso
más allá, asustar a los dioses. Ella sabía perfectamente lo arriesgado que
podía llegar a ser pero nadie la iba a detener.
Como era bastante peligroso, ya que
los dioses la podían castigar, Ortoza decidió asustar a la diosa Pelioca, una
de las más malvadas. Se decantó por ésta porque todavía no había descubierto su
poder y entonces pensó que no la haría daño, pero estaba equivocada. Pelioca, decía a todos los hombres que no
había descubierto su poder, para ponerles a prueba, pero en realidad sí que lo
había descubierto pero no había tenido la oportunidad de usarlo en su contra,
por lo que Ortoza se lo dejó pan comido. El poder de Pelioca era hacer que los
mejores dulces sueños se convirtieran en los mayores miedos cuando uno estaba
dormido.
Desde el día que Ortoza la asustó,
nunca más pudo soñar dulcemente, siempre tenía malos sueños, lo que se conoce
como pesadillas.
Pelioca decidió que cuando cualquier
hombre hiciera algo malo a otro hombre o a un Dios lo pagaría muy caro el resto
de su vida durante las noches, soñando lo peor que te puedes imaginar.
CLAUDIA
MORALES 1º ESO B
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